domingo, 27 de enero de 2013

Por vueltas del Día


Una de las tareas mayores en Astrología siempre fue y será, indagar qué puede ofrecer un día dado, tanto en su talante general o mundano, como aplicado a un tema concreto: una persona, entidad, un tema electivo, etc.
No nos referiremos aquí a los horóscopos que tratan del día en un plano general, ni respecto a un signo en particular, por citar los más corrientes o al uso, si bien lo que nos proponemos mostrar puede ser de interés para ambos casos, lo que sería un “plus” a esta intención, que nos obliga comenzar con ciertas definiciones preliminares.
En general, - tanto se use el sistema Trópico o Sidéreo, -  1 día se engarza dentro de un ciclo solilunar y dentro de éste, en una de las 4 fases. A su vez, tal ciclo se engarza en otro que también tiene 4 fases o sea las 4 puertas del año, que es así formado,  - éste siendo  una especie de medida patrón, de nave nodriza que da lugar, tanto a las divisiones temporales  menores como las descritas, como a las mayores que él.
Hasta aquí, todas las tradiciones vigentes están de acuerdo. Que todas lo estén, es de la mayor importancia y en nuestro trabajo tienen prioridad en su consideración. En todo lo demás, difieren: tanto en cuándo comienza el año, en qué signo por ej. se da el ciclo lunar y claro está, cuándo comienza el día.
Respecto al día, en las tradiciones que lograron una mayor justeza con los referenciales celestes, el día comienza con cada medianoche. En la nuestra sería las 0h (que por motivos de los cambios horarios nunca coinciden con el Sol justo en el Fondo del Cielo), como tampoco en la relojería china, que comienza 1h antes de tal posición, teórica también, ya que en la misma China, o en las áreas en que se emplea, los cambios horarios también tienen presencia.
Obviamente esto tiene solución. 1 día tomado de esta manera será un “día civil” y las diferencias horarias con los meridianos patrones que lo establecen  dan la hora local para establecer la diferencia. Por elemental, esto resulta bastante cansino tanto leerlo como aclararlo, pero es que el comienzo del día civil, y su correlato astronómico que lo sustenta, o sea Sol FC del lugar, -  también los tomaremos  en cuenta.
Nos permitimos agregar que la grafía de los signos, tal como los concebimos en nuestra tradición, esconde, más allá de los animales con que se representan, una rueda energética, que explica este comienzo.
En Aries (análogo al amanecer) la parte redonda expresa al día, pero la punta con que comienza, ya indica que comenzó, mientras en Libra (análogo a la puesta de Sol) claramente se indica que el Sol, se pone.
En Cáncer (análogo al mediodía) tenemos a éste representado como 2 mitades iguales, que lo expresan, mientras en Capricornio, indica la otra vuelta de tuerca, es decir, el final y el otro comienzo, propio de la medianoche. La Cosmogonía china, lo ve en términos de los elementos: el agua, la madera o vida, el fuego, el metal para volver a recomenzar en el agua, o sea el Norte o nuestro Capricornio, - la Tierra ocupando lugares intermedios y el centro. Esta concepción, se traslada al año y también al Gran Año, dando pié al mito de los 2 términos del gran ciclo o del mundo: por el agua y por el fuego.
Pasando a nuestra proposición, tomamos como comienzo del día el amanecer, ya que para el hombr@, es la aparición de la Luz el verdadero comienzo del día y como Humanidad es el código que tenemos más arraigado a fuer de natural. Es así que el tiempo diurno y nocturno, dio lugar al mito más arraigado y extendido: el de la Luz y el de la Sombra, traducible en el Bien y el Mal, mientras que la Luna, con su “luz en la oscuridad” dio el mito que lo complementa: “Velar” (“la luz en el celemín” bíblico) para no verse desamparado en las sombras, o sea, en el mal.  
Esta situación explica también el temor más angustioso y generalizado: el temor a la desasitencia de Dios, el temor a la pérdida de Su favor,  que claro está, se encubre cada día so capa de “preocupaciones (justamente) del “diario” vivir. No es necesario mencionar todo lo que el hombr@ hace ante esto, pero tal vez no es errado decir que a lo largo de una vida que no es más que un día tras día, de una sociedad o de un individuo fue capaz de lo mejor y lo peor, empezandolos  con esos exorcismos cotidianos que compartimos con los demás: el darse “el buen día” o el “buenas noches” con que resumimos, en nuestra Tradición, la “liturgia de las horas” y puestos a democratizar, a masificar, (lo propio de esta Edad), asumimos de forma personal el “lenguaje de las campanas” al exorcisar y el arte de interpretarlas, cuando las campanas del exorcismo, suenan para nosotros cuando es otro quien nos lo da.
 Habría así, todo un mapa a trazar, con toda una sociología encubierta, una apreciación del talante del día. más allá de esto en el simple hecho de esta salutación, así como en la forma de expresar las horas y tiempos del día.
Los “buenos días y las buenas noches”
 
Por otro lado, esta dualidad del día da lugar a la primera trinidad “celeste, espacial” dada en : hombr@ / ; / 0, mientras que si es éste la referencia, queda en 0 /  ; / hombr@. Con  una concepción espacial más dilatada, nos quedaría en ? / hombr@ / Sol o a la inversa, sobreentendiendo que es la ? que conlleva esta dualidad.
Las reinversiones de referencial en los límites dieron pié a sociedades exclusivamente matriarcales o patriarcales, que, abierta o veladamente, perduran aún hoy en lo colectivo y en lo particular e incluso tienen en esta pequeña unidad del día, su cabida y diversas formas de expresión.
Ciertamente no podían faltar en una concepción espacial dilatada, los planetas del sistema con que formamos una familia. La revolución copernicana puso las cosas en su lugar (o las volvió a poner), dando lugar a otra versión de la trinidad: Tierra> Planetas>Sol o a la inversa, a la que siguió un conocimiento nunca visto del espacio, a resultas de lo cual, esta trilogía es una más, dentro de otras más amplias, lo que los antiguos ya habían intuído.
Pero en cuanto a la proposición copernicana, hubo que esperar a 1980 para tener al alcance de un botón las posiciones planetarias en relación al Sol, o sean heliocéntricas, para comenzar a ver qué tipo de impacto tendrían sobre la Tierra y  en el hombre@, lo que como es de prever, lo tiene, tanto que se tomen en Sidéreo como en Trópico, éste siendo  el que habitualmente usamos, por lo que retomando a la prospección de un día, no puede dejar de incluírse, delineación de un muy próximo día a venir, que justamente contiene varias de las particularidades que indicamos en un principio, como un “plus” para delinear un día.
 

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