Una de las tareas mayores en Astrología siempre fue y será,
indagar qué puede ofrecer un día dado, tanto en su talante general o mundano,
como aplicado a un tema concreto: una persona, entidad, un tema electivo, etc.
No nos referiremos aquí a los horóscopos que tratan del día
en un plano general, ni respecto a un signo en particular, por citar los más
corrientes o al uso, si bien lo que nos proponemos mostrar puede ser de interés
para ambos casos, lo que sería un “plus” a esta intención, que nos obliga
comenzar con ciertas definiciones preliminares.
En general, - tanto se use el sistema Trópico o Sidéreo,
- 1 día se engarza dentro de un ciclo
solilunar y dentro de éste, en una de las 4 fases. A su vez, tal ciclo se
engarza en otro que también tiene 4 fases o sea las 4 puertas del año, que es
así formado, - éste siendo una especie de medida patrón, de nave nodriza
que da lugar, tanto a las divisiones temporales menores como las descritas, como a las mayores
que él.
Hasta aquí, todas las tradiciones vigentes están de acuerdo.
Que todas lo estén, es de la mayor importancia y en nuestro trabajo tienen
prioridad en su consideración. En todo lo demás, difieren: tanto en cuándo
comienza el año, en qué signo por ej. se da el ciclo lunar y claro está, cuándo
comienza el día.
Respecto al día, en las tradiciones que lograron una mayor
justeza con los referenciales celestes, el día comienza con cada medianoche. En
la nuestra sería las 0h (que por motivos de los cambios horarios nunca
coinciden con el Sol justo en el Fondo del Cielo), como tampoco en la relojería
china, que comienza 1h antes de tal posición, teórica también, ya que en la
misma China, o en las áreas en que se emplea, los cambios horarios también
tienen presencia.
Obviamente esto tiene solución. 1 día tomado de esta manera
será un “día civil” y las diferencias horarias con los meridianos patrones que
lo establecen dan la hora local para
establecer la diferencia. Por elemental, esto resulta bastante cansino tanto
leerlo como aclararlo, pero es que el comienzo del día civil, y su correlato
astronómico que lo sustenta, o sea Sol FC del lugar, - también los tomaremos en cuenta.
Nos permitimos agregar que la grafía de los signos, tal como
los concebimos en nuestra tradición, esconde, más allá de los animales con que
se representan, una rueda energética, que explica este comienzo.
En Aries (análogo al amanecer) la parte redonda expresa al
día, pero la punta con que comienza, ya indica que comenzó, mientras en Libra
(análogo a la puesta de Sol) claramente se indica que el Sol, se pone.
En Cáncer (análogo al mediodía) tenemos a éste representado
como 2 mitades iguales, que lo expresan, mientras en Capricornio, indica la
otra vuelta de tuerca, es decir, el final y el otro comienzo, propio de la
medianoche. La Cosmogonía china, lo ve en términos de los elementos: el agua,
la madera o vida, el fuego, el metal para volver a recomenzar en el agua, o sea
el Norte o nuestro Capricornio, - la Tierra ocupando lugares intermedios y el
centro. Esta concepción, se traslada al año y también al Gran Año, dando pié al
mito de los 2 términos del gran ciclo o del mundo: por el agua y por el fuego.
Pasando a nuestra proposición,
tomamos como comienzo del día el amanecer, ya que para el hombr@, es la
aparición de la Luz el verdadero comienzo del día y como Humanidad es el código
que tenemos más arraigado a fuer de natural. Es así que el tiempo diurno y
nocturno, dio lugar al mito más arraigado y extendido: el de la Luz y el de la
Sombra, traducible en el Bien y el Mal, mientras que la Luna, con su “luz en la
oscuridad” dio el mito que lo complementa: “Velar” (“la luz en el celemín” bíblico)
para no verse desamparado en las sombras, o sea, en el mal.
Esta situación explica también el
temor más angustioso y generalizado: el temor a la desasitencia de Dios, el
temor a la pérdida de Su favor, que
claro está, se encubre cada día so capa de “preocupaciones (justamente) del
“diario” vivir. No es necesario mencionar todo lo que el hombr@ hace ante esto,
pero tal vez no es errado decir que a lo largo de una vida que no es más que un
día tras día, de una sociedad o de un individuo fue capaz de lo mejor y lo
peor, empezandolos con esos exorcismos
cotidianos que compartimos con los demás: el darse “el buen día” o el “buenas
noches” con que resumimos, en nuestra Tradición, la “liturgia de las horas” y
puestos a democratizar, a masificar, (lo propio de esta Edad), asumimos de
forma personal el “lenguaje de las campanas” al exorcisar y el arte de
interpretarlas, cuando las campanas del exorcismo, suenan para nosotros cuando
es otro quien nos lo da.
Los “buenos días y las buenas
noches”
Por otro lado, esta dualidad del día da lugar a la primera
trinidad “celeste, espacial” dada en : hombr@ / ;
/ 0, mientras que
si es éste la referencia, queda en 0
/ ;
/ hombr@. Con una concepción espacial
más dilatada, nos quedaría en ?
/ hombr@ / Sol o a la inversa, sobreentendiendo que es la ? que conlleva esta
dualidad.
Las reinversiones de referencial en los límites dieron pié a
sociedades exclusivamente matriarcales o patriarcales, que, abierta o
veladamente, perduran aún hoy en lo colectivo y en lo particular e incluso
tienen en esta pequeña unidad del día, su cabida y diversas formas de
expresión.
Ciertamente no podían faltar en una concepción espacial
dilatada, los planetas del sistema con que formamos una familia. La revolución
copernicana puso las cosas en su lugar (o las volvió a poner), dando lugar a
otra versión de la trinidad: Tierra> Planetas>Sol o a la inversa, a la
que siguió un conocimiento nunca visto del espacio, a resultas de lo cual, esta
trilogía es una más, dentro de otras más amplias, lo que los antiguos ya habían
intuído.
Pero en cuanto a la proposición copernicana, hubo que
esperar a 1980 para tener al alcance de un botón las posiciones planetarias en
relación al Sol, o sean heliocéntricas, para comenzar a ver qué tipo de impacto
tendrían sobre la Tierra y en el
hombre@, lo que como es de prever, lo tiene, tanto que se tomen en Sidéreo como
en Trópico, éste siendo el que
habitualmente usamos, por lo que retomando a la prospección de un día, no puede
dejar de incluírse, delineación de un muy próximo día a venir, que justamente
contiene varias de las particularidades que indicamos en un principio, como un
“plus” para delinear un día.
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